Sevilla enamora por el estilo de vida de sus habitantes, un pueblo abierto y hospitalario que sabe disfrutar y compartir cada momento.
Y es de sus mágicas calles llenas de naranjos, de donde nace ese espíritu que hace especial a Sevilla, rincones cargados de historia y enriquecidos por los diferentes pueblos que la habitaron y que han dejado en ella una huella que los sevillanos no quieren borrar. Un legado que ha conformado a lo largo de siglos el patrimonio cultural, monumental y artístico que podemos admirar en sus calles, en sus museos, en sus fiestas y su gastronomía.
«Alegría» es la esencia de Sevilla. Comienza La Feria de Abril con una explosión de color y alegría centrada en el Real. Una semana que comienza con el ‘Alumbrao’, momento en que se ilumina todo el recinto ferial y da paso a sus bailes, el pescaíto frito, la manzanilla.
El broche final lo ponen los fuegos artificiales.
La riqueza gastronómica del “tapeo” es uno de los principales atractivos para todos los paladares en Sevilla. Chacinas y aliños surgen en las tablas y fríos en las barras. La freiduría de pescao ofrece platos típicos en todos los bares con cocina. El “tapeo” social y gastronómico también ofrece la oportunidad del “cuchareo” de cazoletas de guisos típicos. El “tapeo” consiste también en degustar los vinos de la región, como la Manzanilla o el Jerez”.
La ciudad de Sevilla ofrece un amplio abanico de atractivos turísticos que se localizan en la zona sur, por donde transcurre el río que tan estrechamente ligado se encuentra a la ciudad, tanto en su pasado, presente, y lo que resulta más interesante, en su futuro. El Costurero de la Reina, el Castillo de San Jorge, el Centro de Artesanía Triana, el Muelle de Nueva York… son sólo algunos atractivos de lo que la ciudad tiene por ofrecer.
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